Son
indiscutibles las numerosas posibilidades y ventajas que ofrece el uso de
internet en todos los ámbitos. Sin embargo, no se deben ignorar los peligros y
riesgos que puede conllevar el hacer un mal uso del mismo, sobretodo en
sectores de la población especialmente influenciables o vulnerables como pueden
ser los niños, los adolescentes o las personas con determinados problemas
psicológicos.
El
uso de internet por parte de los adolescentes suele centrarse principalmente en establecer contactos y vinculaciones con
grupos de iguales, superando la distancia física. Este medio les permite poder
expresarse y hablar de determinados temas que podrían resultarles difíciles de
tratar en relaciones directas, a la vez que puede convertirse en una forma de
intentar superar estados de aburrimiento o monotonía, al permitirles encontrar
información sobre temas que les resultan estimulantes.
A
grandes rasgos, el uso que hace un adolescente de internet puede ser
problemático cuando el número de horas de conexión afecta al correcto
desarrollo de su vida cotidiana, causándole, por ejemplo, estados de
somnolencia, alteraciones en su estado de ánimo o una reducción significativa
de las horas que dedica al estudio o a otras obligaciones. Además, una escasa
atención por parte de los padres puede dejarles vía libre para acceder, sin
ningún control ni vigilancia, a determinadas páginas inadecuadas para su nivel
de madurez. Si disponen de ordenador en casa y éste no tiene activados los
filtros que limiten el acceso a determinadas páginas de información, los niños
y adolescentes pueden encontrarse, accidental o intencionadamente, contenidos,
servicios y personas no siempre fiables ni aptos para su edad.
INTERNET
Internet es un conjunto descentralizado de redes de
comunicación interconectadas que utilizan la familia de protocolos TCP/IP,
garantizando que las redes físicas heterogéneas que la componen funcionen como
una red lógica única, de alcance mundial. Sus orígenes se remontan a 1969,
cuando se estableció la primera conexión de computadoras, conocida como
ARPANET, entre tres universidades en California y una en Utah, Estados Unidos.
Los principales riesgos asociados a un mal uso de internet
son:
El acceso a
contenidos no contrastados, poco fiables o falsos.
Una sobreestimulación, dispersión de la atención o dedicación de excesivo
tiempo para buscar una determinada información.
La facilidad de acceso a páginas con información peligrosa o nociva, por
ejemplo, a imágenes de contenido sexual, pornográfico o violento o a textos y
relatos que pueden incitar al consumo de drogas o medicación, así como al
seguimiento de ideologías de tipo racista, sexista o, incluso, a la afiliación
a determinadas sectas.
La recepción por correo electrónico de determinados mensajes de propaganda no
deseada, el contenido de la cual puede proponer negocios ilegales o contener
virus.
La participación en chats, foros o determinadas redes sociales puede facilitar
contactos indeseados con personas que pueden utilizar identidades falsas,
buscando, por ejemplo, víctimas para actos sexuales, violentos o delictivos.
Asimismo, la recepción de mensajes personales cuyo contenido puede resultar
ofensivo puede también propiciar la posibilidad de entrar en discusiones, recibir
amenazas o, incluso, encontrarse involucrado en situaciones de abuso o acoso a
través de la red. Hay que tener en cuenta que el anonimato que proporciona
internet puede facilitar el atrevimiento de determinados comentarios o
actitudes que difícilmente se expresarían en las relaciones directas con otras
personas.
La pérdida de intimidad que conlleva la
cumplimentación de formularios de acceso a algunas páginas, facilitándose
información personal a individuos o empresas desconocidas.
Los menores pueden verse influenciados por una publicidad engañosa o abusiva,
que les incite a realizar compras por internet sin la autorización de sus
padres. Los datos personales y los códigos secretos de las tarjetas de crédito
que se facilitan en las compras pueden convertirles en víctimas de estafas o
robos en páginas web poco fiables o controladas por terceros.
El desarrollo de trastornos psicológicos como la adicción a internet que pueden
surgir cuando confluyen determinados factores, como problemas en la autoestima,
la sociabilidad o dificultades familiares, unidos a la vulnerabilidad típica de
esta edad y a la cantidad de estímulos atractivos y sensaciones placenteras que
puede proporcionar internet.
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