EN EL HOGAR Y EN LA FAMILIA
La familia
posee el mayor potencial para proteger a los niños y las niñas y
proporcionarles la seguridad física y emocional que necesitan. Los tratados
sobre derechos humanos reconocen el derecho a una vida privada y familiar, y a
un hogar. Aun así, en los últimos años se han
documentado actos de violencia
contra niños y niñas por parte de sus progenitores y otros familiares. Esto
puede incluir violencia física, sexual y psicológica, así como el abandono
deliberado. A menudo, en el contexto de la disciplina, los niños y niñas sufren
castigos físicos crueles o humillantes. Los insultos, el aislamiento, las
amenazas, la indiferencia emocional o el menosprecio son formas de violencia
que pueden perjudicar el bienestar del niño. Lo más frecuente es que los niños
y niñas sufran abusos sexuales a manos de una persona a la que conocen, a
menudo un miembro de su propia familia. Es frecuente que los dirigentes fam
iliares o
comunitarios impongan a los niños y niñas a una edad temprana prácticas
tradicionales que son perjudiciales. Buena parte de esta violencia se oculta a
puertas cerradas o debido a la vergüenza o al miedo. Al abordar el maltrato
infantil nos vemos enfrentados a una serie de problemas. Por un lado, existe un
desconocimiento de la verdadera magnitud del fenómeno debido a que no se cuenta
con datos y que el tema, en muchos casos se remite a los espacios más íntimos
de la convivencia familiar.
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